Compromiso del gobierno de Peña Nieto con los jóvenes

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Lunes 3 de Diciembre de 2012

En estos días me he preguntado sobre el compromiso del nuevo gobierno que encabeza Peña Nieto con los jóvenes, con los que cursan, aspiran o están en edad de formarse en las aulas universitarias. De ello se deriva la siguiente reflexión: en el 2000 el PRI fue sacado de la presidencia de la república, la esperanza del cambio lo derrotó, el voto útil fue la marca de la elección, pero el cambio no se produjo, vaya ni siquiera las bases se delinearon, ya no diría se sentaron. El gobierno de Vicente Fox fue un gobierno de ocurrencias, dislates y verborrea. ¿Cuál agenda para México, cuál propuesta, cuál cambio? Nada. Los jóvenes universitarios, los que por primera vez votaban, los que le apostaron al cambio lo vieron pasar como la fresca mañana.

Enrique Peña Nieto, firmando compromiso por los niños de México

Luego en 2006 en la más disputada elección de las que yo tenga memoria, llegó a la cabeza del ejecutivo federal Felipe Calderón. No puedo decir que triunfó de manera legítima en las elecciones, porque su accidentado parto se da en el marco de una mal manejada elección en la que abundaron las dudas de legalidad, objetividad y sobre todo transparencia desde antes, durante y después de la elección. Para nadie fue desconocida la presión del voto a miles de trabajadores de las grandes empresas de este país que veían en Andrés Manuel López Obrador al comunismo ateo y come niños andando. Todavía queda el sabor amargo de la derrota cuando la brecha insalvable a favor de AMLO, en un dos por tres fue invertida en un acto tendencial que sólo en nuestro impredecible México puede suceder, solo aquí la estadística tiene forma, olor y sabor a magia. Felipe Calderón, ¿qué les deja a los jóvenes universitarios?, les deja como a todo el país, un saldo demoledor en las cifras de muertos y desaparecidos, la gran mayoría jóvenes en edad de estudiar que no encontraron la oportunidad de formación profesional, y muchos, no todos, se vieron obligados a recurrir a los cárteles como alternativa para paliar la desesperación del desempleo y la inmovilidad social. La guerra generada tuvo saldos parecidos a la de Irak.

Llegó el 2012 y triunfa Enrique Peña Nieto, desde el 2009 se sabía que él iba a ser el candidato. Los grupos más poderosos de este país previeron su candidatura y sumaron esfuerzos para construirle una imagen con la ayuda de la televisión comercial. La candidatura construida sobre la acción de los medios, los consensos de los grupos de poder y en el dinero, derrotó a una desconcertada y fallida Josefina, a un AMLO que no fue el mismo del 2006, la guerra en su contra terminaron por dañarlo.

Hoy quedan en el pasado 12 años fallidos de gobierno panista. Las cosas ahora pueden ser distintas en el caso de los jóvenes. por ello, les comparto 10 puntos necesarios que pueden ser eje de su gobierno: los que convivimos a diario con ellos sabemos que este país necesita invertir más en educación superior para aumentar la cobertura, para tener un mayor número de profesionales competentes que le abonen al cambio de este país; la educación debe ser de calidad, evaluable y evaluada; para salir del estancamiento en el que nos encontramos se requiere una mayor inversión en ciencia y tecnología, considerándola como un asunto estratégico y de seguridad nacional; es obvio que los jóvenes fuera de las aulas requieren tener mejores alternativas de diversión, más allá de los antros y cantinas por ello no debe soslayarse la inversión en cultura y deporte; la educación debe diversificarse, crear nuevas opciones formativas, técnicas o humanísticas pero acorde a las necesidades que demanda la sociedad; los jóvenes requieren tener acceso a la información global como sucede en muchos países desarrollados, esto implica democratizar la información permitiendo el acceso permanente a servicios de banda ancha; ya no se diga, el país debe hacer su mejor esfuerzo en la generación de empleos, en ello el gobierno juega un papel relevante para permitir la inversión no especulativa; necesitamos recuperar la paz social, combatir con inteligencia y organización a la delincuencia; por supuesto, promover la inclusión de los jóvenes, incorporarlos a la vida democrática con voz y con voto en las decisiones fundamentales sobre el rumbo de este país, y garantizar su salud no solo física también mental. El reto es grande, pero se puede lograr.