martes, 7 de mayo de 2013

El grave problema del sobrepeso y la obesidad


COMENTARIO PARA RADIO UDEG (94.3)

Lunes 6 de Mayo de 2013

De acuerdo con la revista Nexos del mes de marzo del presente año, el aumento pronunciado de peso corporal en casi todas las sociedades del mundo ha detonado una creciente preocupación entre los involucrados en la salud pública. No es para menos, la obesidad tiene importantes repercusiones negativas en las personas y en los sistemas de salud. Es también causa de sufrimiento: se asocia a estigma y discriminación –bullying-, a pérdida de salud y calidad de vida, a enfermedades graves y muerte prematura.


Al sobrepeso y la obesidad se le identificó como un problema de salud pública emergente a principios de los años setenta, desde esa fecha, no se han adoptado medidas de prevención necesarias. Los individuos con obesidad son percibidos a menudo como personas responsables de su propia condición y con poca fuerza de voluntad. Pero la obesidad no es sólo resultado de una responsabilidad individual, señala el artículo publicado por Sofía Charvel Orozco, Martín Lajous Loaeza y Mauricio Hernández Ávila, argumentando que en las causas de esa epidemia convergen factores sociales, económicos, culturales y de infraestructura, que interactúan entre sí y han provocado cambios sustanciales en el estilo de vida. El precio de los alimentos ha disminuido significativamente y las dietas tradicionales han sido reemplazadas por otras basadas en alimentos industrializados. 


Por ejemplo, en México ha disminuido de manera importante el consumo de frutas y verduras, y se ha incrementado el consumo de refrescos y bebidas azucaradas. El país es el segundo consumidor de refrescos del mundo, con un estimado de 152 litros al año por persona. Si usted va a una de las tiendas de conveniencia denominadas Oxxo encontrará un 1% de la tienda para exhibir 5 manzanas, 5 peras, 10 plátanos y dos bolsitas con tres jitomates cada una, contra el 99 % restante del local que exhibe al consumidor frituras, refrescos, cervezas, jugos enlatados, bebidas energéticas, café, galletas, panes industrializados, en fin, toda una gama de alimentos de los denominados chatarra, obvio de nula calidad nutrimental. 


Esos cambios de estilo de vida tienen en 2012 al país con las siguientes cifras de sobrepeso y obesidad entre los mexicanos: 71.3% (48.6 millones) de los adultos, 35% (6.3 millones) de los adolescentes y 34.4% (5.7 millones) de menores de entre 5 y 11 años, es decir casi 61 millones de mexicanos están frente a este grave problema de salud pública, los datos los aporta en el artículo referido Rivera JA y otros autores, que provienen del libro Epidemiología de la obesidad en México. 


Es evidente que el problema no es un asunto de atención personal individual, es un asunto de Estado, desde donde se deberá impulsar y promover el regreso a las dietas tradicionales, con bajos contenidos en grasa y altos en fibra. Además en los centros de trabajo, en las escuelas, en la propia familia deberá combatirse el sedentarismo, permitiendo el desarrollo de rutinas de actividad física que admitan un equilibrio entre las calorías consumidas y su gasto. 


Fíjese usted, hay estudios que sugieren que el riesgo de obesidad disminuye 10% por cada hora que los niños practican ejercicio moderado o intenso, y aumenta cerca de 12% por cada hora que ellos pasan frente al televisor. Por eso, deberán promoverse espacios de recreación, recuperando las áreas deportivas, suscitar su uso nocturno en condiciones de seguridad, invertir más en las escuelas en educación física y deportiva, despegando del sofá a los niños que hoy pasan largos periodos frente al televisor o en los videojuegos. 
Diga si no.

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